Tres días en Kyoto
Kyoto (21/02/07)
Nos levantamos algo tarde pero valió la pena el descanso, porque ¡vaya paliza que nos hemos dado amigos y amigas!
Previo paso por el 7 eleven de debajo del hotel para degustar las algas cono y salir cagando hostias para el oeste de Kyoto.
Fue ayer (cuando lo escribí) pero hemos visto tantos templos y demás sitios histórico-culturales que no voy a dar abasto. En resumen:
¡¡QUE PECHA DE ANDAR!! Eso si, vimos la pagoda de oro, algún que otro jardín zen y muchos templos. Lo que mas me molo fue una especie de mini barrio residencial dentro de una serie de templos. Increíble. ¡No sabíamos si eran casas particulares o sitios para visitar!
Después de la paliza, pillamos el primer sitio abierto y comimos cual cerdos y allí mismo pillamos el autobús para el hotel. Nunca más volvimos a salir de allí.
Bueno si, una breve escapada al 7-eleven a por comida y cerveza y a dormir hasta las 8, que hoy nos esperaba una buena caminata.
La comida llega (hoy nos hemos empujado fuera del hotel para cenar) y con el hambre que hay… ya escribiré luego.
La comida venia, pero para Guillermo. A mi me toca esperar, así que, por donde…
Anoche vimos el mago de Oz… uff… La tele nipona tiene esos peligros (eso si, en VO)
Por recomendación de la guía decidimos comer en Mister Young. Al parecer es conocido en Kyoto por los platos que realiza y la verdad, no estaban nada mal, a mi me costo terminar el mío.
Al este de Kyoto (22/02/07)
Son las 8 y salimos tirando pocos cohetes para descubrir el este de Kyoto.
Para alguien que se considera atea convencida, esto es una apoteosis religiosa. Hemos perdido la cuenta de los templos, altares, mausoleos…
Al encuentro del fantasma del Filósofo “Kitaro Nishida”, comenzamos por el sur-este. Los templos están todos bordeando y salpicando las colinas que rodean Kyoto (cinco, echo que descubrimos gracias a un pedo de Nerea). De hecho aprovechan el desnivel para hacer balcones de la ostia.
Kyoto es realmente una ciudad agradable para todo aquel que desee andar y andar entre los templos, jardines y diversas calles, puede uno salir del ruido del centro y perderse en las montañas, todo ello en menos de 10 minutos de autobús. Y pensar que casi no venimos a Kyoto y nos piramos a Tokio…
En la visita de hoy fuimos asaltador por un grupo de estudiante de ingles, o eso decían en un papel que nos dieron. Ahora entiendo porque los japoneses tienen problemas con el ingles, hay miles de sonidos que son incapaces de pronunciar, no existen en su idioma. Y claro, cuando hablan en ingles suena extraño. Muy extraño. Aun así conseguimos hablar con ellos un rato, estaban haciendo un proyecto para sus clases y debían hablar con extranjeros para practicar un poco. Pobretes, mira que ir a topar con los españoles... Menudo acento iban a aprender…
(Ultimo día en Kyoto)
Visita matinal al castillo, Ninjo, uno de los pocos lugares donde tuvimos la ocasión de pasear al interior de un “algo” tradicional japonés, todo lleno de tatamis, de los de verdad, y un parquet especialmente ruidoso. Al parecer el propietario del lugar no quería ser sorprendido e hizo construir todo el suelo con un propósito, nadie podría andar por el sin producir ruido. Genial cuando se visita rodeado de hordas de turistas.
Comimos a una hora normal, es la primera vez desde que llegamos a Kyoto que no comemos a las 5 de la tarde. Y para ello fuimos al mercado de comida, una calle llena de productos locales, todo fresco y donde se pueden degustar algunas especialidades, pero bueno, no olvidemos que esta gente como mucho mas pescado que carne. Eso de ser una isla tiene que notarse.
Aprovechando el parón la Nerea se me agarro un pedo considerable que quedo anotado en nuestro carné de viaje como…
¡pedo total!
Oishi
Goo zang no dite
(traduccion)
El sake aguao
de las cuatro estaciones de
las cinco montañas
(era realmente "las cinco montañas de las cuatro estaciones", en alusion a que Kyoto esta rodeado de 5 colinas)
el orden de los
elementos no altera
el pedo!!!
N.
Nos levantamos algo tarde pero valió la pena el descanso, porque ¡vaya paliza que nos hemos dado amigos y amigas!
Previo paso por el 7 eleven de debajo del hotel para degustar las algas cono y salir cagando hostias para el oeste de Kyoto.
Fue ayer (cuando lo escribí) pero hemos visto tantos templos y demás sitios histórico-culturales que no voy a dar abasto. En resumen:
¡¡QUE PECHA DE ANDAR!! Eso si, vimos la pagoda de oro, algún que otro jardín zen y muchos templos. Lo que mas me molo fue una especie de mini barrio residencial dentro de una serie de templos. Increíble. ¡No sabíamos si eran casas particulares o sitios para visitar!
Después de la paliza, pillamos el primer sitio abierto y comimos cual cerdos y allí mismo pillamos el autobús para el hotel. Nunca más volvimos a salir de allí.
Bueno si, una breve escapada al 7-eleven a por comida y cerveza y a dormir hasta las 8, que hoy nos esperaba una buena caminata.
La comida llega (hoy nos hemos empujado fuera del hotel para cenar) y con el hambre que hay… ya escribiré luego.
La comida venia, pero para Guillermo. A mi me toca esperar, así que, por donde…
Anoche vimos el mago de Oz… uff… La tele nipona tiene esos peligros (eso si, en VO)
Por recomendación de la guía decidimos comer en Mister Young. Al parecer es conocido en Kyoto por los platos que realiza y la verdad, no estaban nada mal, a mi me costo terminar el mío.
Al este de Kyoto (22/02/07)
Son las 8 y salimos tirando pocos cohetes para descubrir el este de Kyoto.
Para alguien que se considera atea convencida, esto es una apoteosis religiosa. Hemos perdido la cuenta de los templos, altares, mausoleos…
Al encuentro del fantasma del Filósofo “Kitaro Nishida”, comenzamos por el sur-este. Los templos están todos bordeando y salpicando las colinas que rodean Kyoto (cinco, echo que descubrimos gracias a un pedo de Nerea). De hecho aprovechan el desnivel para hacer balcones de la ostia.
Kyoto es realmente una ciudad agradable para todo aquel que desee andar y andar entre los templos, jardines y diversas calles, puede uno salir del ruido del centro y perderse en las montañas, todo ello en menos de 10 minutos de autobús. Y pensar que casi no venimos a Kyoto y nos piramos a Tokio…
En la visita de hoy fuimos asaltador por un grupo de estudiante de ingles, o eso decían en un papel que nos dieron. Ahora entiendo porque los japoneses tienen problemas con el ingles, hay miles de sonidos que son incapaces de pronunciar, no existen en su idioma. Y claro, cuando hablan en ingles suena extraño. Muy extraño. Aun así conseguimos hablar con ellos un rato, estaban haciendo un proyecto para sus clases y debían hablar con extranjeros para practicar un poco. Pobretes, mira que ir a topar con los españoles... Menudo acento iban a aprender…
(Ultimo día en Kyoto)
Visita matinal al castillo, Ninjo, uno de los pocos lugares donde tuvimos la ocasión de pasear al interior de un “algo” tradicional japonés, todo lleno de tatamis, de los de verdad, y un parquet especialmente ruidoso. Al parecer el propietario del lugar no quería ser sorprendido e hizo construir todo el suelo con un propósito, nadie podría andar por el sin producir ruido. Genial cuando se visita rodeado de hordas de turistas.
Comimos a una hora normal, es la primera vez desde que llegamos a Kyoto que no comemos a las 5 de la tarde. Y para ello fuimos al mercado de comida, una calle llena de productos locales, todo fresco y donde se pueden degustar algunas especialidades, pero bueno, no olvidemos que esta gente como mucho mas pescado que carne. Eso de ser una isla tiene que notarse.
Aprovechando el parón la Nerea se me agarro un pedo considerable que quedo anotado en nuestro carné de viaje como…
¡pedo total!
Oishi
Goo zang no dite
(traduccion)
El sake aguao
de las cuatro estaciones de
las cinco montañas
(era realmente "las cinco montañas de las cuatro estaciones", en alusion a que Kyoto esta rodeado de 5 colinas)
el orden de los
elementos no altera
el pedo!!!
N.
Commenter cet article