DIA I
Al llegar al puerto de Sikijor, Eric (nuestro orondo alemán) y su hijo Brian nos esperaban para llevarnos en una carrera contra el anochecer, al Royal Cliff. Un cielo fucsia que no deja de cautivarme, electrizante… las colinas verde profundo y la bruma gris azulada… y no tenemos una sola foto para demostrarlo. Una de las caras que debe tener el paraíso, para quienes crean en él…
Arlene nos recibió con unos batidos de plátano para los clientes reincidentes.
También mola ir a la aventura, es más excitante. Pero he de admitir que aunque me guste considerarme una individua “echâ palante” a veces tengo mi lado apalancadete, y este es un sitio cojonudo para apalancarse.
La cena estupenda y una larga conversación con Eric, sobre la vida… Detallarla seria recortarla y no lo haré, pero si diré que mola encontrarse con gente de 60 tacos que piensa en vivir el momento (sin toque jipi) del modo menos estresante posible… Pero claro, esta gente no se tiene que preocupar ya del porvenir… ¡Al menos del suyo!
Eran las nueve cuando hemos vuelto al bungalow y ya va siendo hora de leer. El palacio de la media noche, a la hora de las brujas, en la isla de las brujas.
Arlene nos recibió con unos batidos de plátano para los clientes reincidentes.
También mola ir a la aventura, es más excitante. Pero he de admitir que aunque me guste considerarme una individua “echâ palante” a veces tengo mi lado apalancadete, y este es un sitio cojonudo para apalancarse.
La cena estupenda y una larga conversación con Eric, sobre la vida… Detallarla seria recortarla y no lo haré, pero si diré que mola encontrarse con gente de 60 tacos que piensa en vivir el momento (sin toque jipi) del modo menos estresante posible… Pero claro, esta gente no se tiene que preocupar ya del porvenir… ¡Al menos del suyo!
Eran las nueve cuando hemos vuelto al bungalow y ya va siendo hora de leer. El palacio de la media noche, a la hora de las brujas, en la isla de las brujas.
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