DIA 2
¡Lo conseguí! Bueno, tenéis suerte de los post estén escritos a ordenador porque de tanto apretar el puño de la moto tengo la mano ‘toabierta’ y me cuesta caligrafiar correctamente. El Guille esta dictándome esto, y por ahora no se queja…
¿Por qué lo conseguí? Guillermo ha estado picándome con lo de conducir desde antes de llegar y la verdad es que él confiaba mas en mi que yo pispa. Quizás ese haya sido el secreto de mi existo “la confianza del gorro”. Demos gracias al señor….
del gorro agujereado y la barba roja.
Pues la mañana ha empezado despacito. Con el Lorco remoloneando y haciéndose el sueco, pero con la promesa de un buen desayuno y algo de paciencia conseguimos arrancar. Visita matinal a los peces de colores, lluvia tropical bajo del mar y salida rumbosa en moto, llegamos a Sikijor a comprar los billetes de vuelta.
Cual no seria nuestra sorpresa al encontrarnos en la taquilla con Cesar, nuestro conductor de tricylce de la primera vez. Evidentemente estaba al tanto de nuestra llegada y de nuestros planes. Nota para el porvenir* si nos vamos a exiliar a una isla tendrá que ser otra zona, porque aki saben quien eres antes de que llegues. No hay concepto de privacidad a la occidental. Y tras despedirnos de Cesar, llego el momento que Guille estaba esperando. Un cambio de pilotos. He de admitir que no me he atrevido con el camino de gravilla que conecta la carretera costera con el Kiwi Resort, siguientes parada del día. Y fonda. Así que ese tramo lo ha recorrido el Lorco, trankilos, hay videos de todo el trayecto. Ahora disfrutamos de una SM a la sobra de los cocoteros a la espera de nuestro almuerzo. Para distraernos del calor, leemos, escribimos y por el rabillo del ojo, fijamos la mirada en las montañas frescas y húmedas de Negros Oriental, que se ven desde la playa de Sikijor. Y entiendo perfectamente a Eric o a cualquiera que se venga aquí a pasar los años de retiro.
Explicar un paseo por los precipicios coralinos de las playas de cualquier lugar es absurdo sin fotos. Solo comentaré mi breve encuentro con una tortuguita, no debería llamarlo encuentro porque estaba muy en lo hondo y siguió su camino sin advertir mi intrusión. Poco a poco, el miedo al gran azul desaparece… A ir bordeando los acantilados submarinos, uno no se da cuenta de que a veces esta en medio de la gran nada azul… pero lo esta. Dan ganas de quedarse allí para siempre, con las gafas de buzo y el tubillo, con cara de pez. Estoy totalmente de acuerdo con Sebastián (de la Sirenita, of course) Bajo del mar se vive mejor!!!!!
Pero el Lorco andaba ya a la mitad de su libro y empezaba a preguntarse qué carajo andaba haciendo la tonta. Salí y nos fuimos a nuestro segundo lugar favorito: las cascadas de Lazi!!!! Y esta vez nos paramos en la iglesia y visitamos al colegiata, convertida en sala multifunción para todo tipo de actividades cristiano-parroikiales.
Algunos rincones de esta enorme casa colonial de madera roída por la carcoma valen la pena… una pena que no haya fondos para restaurar todos estos lugares como es debido… Una pena que no haya dinero para paliar las necesidades básicas de algunos sectores de la población (luz, agua corriente, sistemas de regadío productivos, mas escuelas…)
En las cascadas, volvimos a hacer lo mismo, y tb grabamos videos, para que os riáis de la cagueta de la Nere y de los calzoncillos a rayas del Guillermo. Lo que hacen los de por aquí es traerse los avios de barbacoa y quedarse a pasar la noche en la cascada mas alta, en una cabañita. Tocando la guitarra y cantando las penas, riéndose de la mala suerte bajo las estrellas. Nosotros optamos por una velada mas convencional y turística, además el atardecer nos esperaba y una servidora no iba a perderse dos atardeceres seguidos… (esta vez si que hay fotos). Así que tras la cena, decidimos leer nuestras historias para no dormir en la terraza de nuestro bungalow con unos cócteles de mango y ron. El Royal Cliff se fue a dormir antes de que abandonásemos la terraza… Aun me sabe la boca a vaivén de hamaca y a Guillermo diciendo: joooooo, vamos padentro que así me puedo dormir…. Con sonrisa de idiota… ¿Y quién le puede decir que no a esa sonrisa de idiota? Yo no. Asi que buenas noches… Mañana es el día de vuelta, oír la lluvia hasta las nueve, desayunar hasta las diez, hacer el vago hasta las once y empezar a desandar el camino hasta este momento en que escribo… Perdón, ¿había dicho mañana?
¿Por qué lo conseguí? Guillermo ha estado picándome con lo de conducir desde antes de llegar y la verdad es que él confiaba mas en mi que yo pispa. Quizás ese haya sido el secreto de mi existo “la confianza del gorro”. Demos gracias al señor….
del gorro agujereado y la barba roja.
Pues la mañana ha empezado despacito. Con el Lorco remoloneando y haciéndose el sueco, pero con la promesa de un buen desayuno y algo de paciencia conseguimos arrancar. Visita matinal a los peces de colores, lluvia tropical bajo del mar y salida rumbosa en moto, llegamos a Sikijor a comprar los billetes de vuelta.
Cual no seria nuestra sorpresa al encontrarnos en la taquilla con Cesar, nuestro conductor de tricylce de la primera vez. Evidentemente estaba al tanto de nuestra llegada y de nuestros planes. Nota para el porvenir* si nos vamos a exiliar a una isla tendrá que ser otra zona, porque aki saben quien eres antes de que llegues. No hay concepto de privacidad a la occidental. Y tras despedirnos de Cesar, llego el momento que Guille estaba esperando. Un cambio de pilotos. He de admitir que no me he atrevido con el camino de gravilla que conecta la carretera costera con el Kiwi Resort, siguientes parada del día. Y fonda. Así que ese tramo lo ha recorrido el Lorco, trankilos, hay videos de todo el trayecto. Ahora disfrutamos de una SM a la sobra de los cocoteros a la espera de nuestro almuerzo. Para distraernos del calor, leemos, escribimos y por el rabillo del ojo, fijamos la mirada en las montañas frescas y húmedas de Negros Oriental, que se ven desde la playa de Sikijor. Y entiendo perfectamente a Eric o a cualquiera que se venga aquí a pasar los años de retiro.
Explicar un paseo por los precipicios coralinos de las playas de cualquier lugar es absurdo sin fotos. Solo comentaré mi breve encuentro con una tortuguita, no debería llamarlo encuentro porque estaba muy en lo hondo y siguió su camino sin advertir mi intrusión. Poco a poco, el miedo al gran azul desaparece… A ir bordeando los acantilados submarinos, uno no se da cuenta de que a veces esta en medio de la gran nada azul… pero lo esta. Dan ganas de quedarse allí para siempre, con las gafas de buzo y el tubillo, con cara de pez. Estoy totalmente de acuerdo con Sebastián (de la Sirenita, of course) Bajo del mar se vive mejor!!!!!
Pero el Lorco andaba ya a la mitad de su libro y empezaba a preguntarse qué carajo andaba haciendo la tonta. Salí y nos fuimos a nuestro segundo lugar favorito: las cascadas de Lazi!!!! Y esta vez nos paramos en la iglesia y visitamos al colegiata, convertida en sala multifunción para todo tipo de actividades cristiano-parroikiales.
Algunos rincones de esta enorme casa colonial de madera roída por la carcoma valen la pena… una pena que no haya fondos para restaurar todos estos lugares como es debido… Una pena que no haya dinero para paliar las necesidades básicas de algunos sectores de la población (luz, agua corriente, sistemas de regadío productivos, mas escuelas…)
En las cascadas, volvimos a hacer lo mismo, y tb grabamos videos, para que os riáis de la cagueta de la Nere y de los calzoncillos a rayas del Guillermo. Lo que hacen los de por aquí es traerse los avios de barbacoa y quedarse a pasar la noche en la cascada mas alta, en una cabañita. Tocando la guitarra y cantando las penas, riéndose de la mala suerte bajo las estrellas. Nosotros optamos por una velada mas convencional y turística, además el atardecer nos esperaba y una servidora no iba a perderse dos atardeceres seguidos… (esta vez si que hay fotos). Así que tras la cena, decidimos leer nuestras historias para no dormir en la terraza de nuestro bungalow con unos cócteles de mango y ron. El Royal Cliff se fue a dormir antes de que abandonásemos la terraza… Aun me sabe la boca a vaivén de hamaca y a Guillermo diciendo: joooooo, vamos padentro que así me puedo dormir…. Con sonrisa de idiota… ¿Y quién le puede decir que no a esa sonrisa de idiota? Yo no. Asi que buenas noches… Mañana es el día de vuelta, oír la lluvia hasta las nueve, desayunar hasta las diez, hacer el vago hasta las once y empezar a desandar el camino hasta este momento en que escribo… Perdón, ¿había dicho mañana?
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