A coger olas
Después del madrugan y de un desayuno copioso el sábado nos cogimos unas tablas de surf, de esas de principiante y p’al agua. A ver si conseguíamos no morir en el intento.
La verdad es que las ola eran mas bien pequeñas pero con nuestro nivelazo surfero mejor que mejor, así no podríamos morir ahogados.
Las tablas estaban recubiertas de neopreno, lo cual es perfecto para no deslizar y además esta blandito, pero tiene un pequeño problema y es que quema. Si te frotas, caes, o resbalas, te quema un poco lo cual no es extremadamente agradable junto al agua del mar. Allí estábamos, los dos alemanes, la nere y yo. Listos para nuestra primera lucha contra las olas.
Ahora entiendo yo porque los surferos no suelen estar gordos. Panza de remar que me di en lo alto de la tabla. A día de hoy, dos después, empiezo a sentir que desaparecen las agujetas. Pero mejor no adelantar acontecimientos.
Nos subimos en las tablas y a remar para adentro, a ver si llegábamos donde empezaban a romper las olas. Fácil, en 10 minutos estábamos allí, la cosa prometía. Las primeras olas, divertidas, sin ningún problema. Pero a la primera grande me vi arrastrado un pelín hacia la derecha, nada, 20 metros, pues tarde cerca de 10 segundo en hacerlos sobre la tabla y más de media hora remando como un idiota para volver al punto de salida. Viva el mediterráneo que no tiene corrientes tan fuertes. No había manera, me veía al lado de donde había salido pero no podía llegar, rema que te rema y nada, un metro hacia delante, dos hacia atrás. Debe haber algún truco, conocer las corrientes, o algo parecido, porque sino eso del surf seria un autentico coñazo, como si para esquiar hiciera falta subirse la montaña a patita cada vez que se quiere uno tirar hacia abajo, cansadísimo.
Eso si, la experiencia fue divertida, supongo que volveremos a probar antes o después.
La pagina del hotel donde estuvimos, por si alguien pasa por allí
Pd. hemos añadido fotos a la galería.
La verdad es que las ola eran mas bien pequeñas pero con nuestro nivelazo surfero mejor que mejor, así no podríamos morir ahogados.
Las tablas estaban recubiertas de neopreno, lo cual es perfecto para no deslizar y además esta blandito, pero tiene un pequeño problema y es que quema. Si te frotas, caes, o resbalas, te quema un poco lo cual no es extremadamente agradable junto al agua del mar. Allí estábamos, los dos alemanes, la nere y yo. Listos para nuestra primera lucha contra las olas.
Ahora entiendo yo porque los surferos no suelen estar gordos. Panza de remar que me di en lo alto de la tabla. A día de hoy, dos después, empiezo a sentir que desaparecen las agujetas. Pero mejor no adelantar acontecimientos.
Nos subimos en las tablas y a remar para adentro, a ver si llegábamos donde empezaban a romper las olas. Fácil, en 10 minutos estábamos allí, la cosa prometía. Las primeras olas, divertidas, sin ningún problema. Pero a la primera grande me vi arrastrado un pelín hacia la derecha, nada, 20 metros, pues tarde cerca de 10 segundo en hacerlos sobre la tabla y más de media hora remando como un idiota para volver al punto de salida. Viva el mediterráneo que no tiene corrientes tan fuertes. No había manera, me veía al lado de donde había salido pero no podía llegar, rema que te rema y nada, un metro hacia delante, dos hacia atrás. Debe haber algún truco, conocer las corrientes, o algo parecido, porque sino eso del surf seria un autentico coñazo, como si para esquiar hiciera falta subirse la montaña a patita cada vez que se quiere uno tirar hacia abajo, cansadísimo.
Eso si, la experiencia fue divertida, supongo que volveremos a probar antes o después.
La pagina del hotel donde estuvimos, por si alguien pasa por allí
Pd. hemos añadido fotos a la galería.
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