Beijing 0.0
Desde el avión, la zona que rodea la capital del último bastión comunista parece un desierto estriado. A medida que nos acercamos al aeropuerto, empezaron a multiplicarse las naves rectangulares que cubrían la zona anunciando la presencia de una cuadriculada civilización. Todos conocemos ya lo colorida que la cultura china puede mostrarse pese a la austeridad de los preceptos del gran Mao. Dicho sea de paso es el antiguo, el flamante aeropuerto-dragón está en construcción y no hemos tenido el honor de posarnos en él.
El trayecto hacia nuestro hotelillo fue silencioso, muy silencioso, pero no por ello falto de interés: contrariamente a los conductores de otros países, los chinos, ya sea en moto, taxi, bici o carrito, son sileciosamente temerarios. ¡Quién lo iba a decir!
Llegada al hotel de nombre irrepetible en la calle de nombre indescifrable, porque para que nos vamos a engañar, es que no por el forro nos acordamos de los nombres de los sitios aquí como no vengan en inglés.
Como Kirstin nos había dicho, el hotel estaba casi vacío y no hubo ningún poglema a la hora de pillar habitación. Todo ello a pesar de estar en el puto centro de los HUTONG. Los barrios antiguos llenos de tiendecitas molonas y restaurantes y cafés para jugar al UNO, leer, mirar tu correo o simplemente hacer el guiri mientra degustas un té o una birra (por no hablar de una innumerable carta de vinos y licores que ya los querríamos en Manila..) Lo que la calle de las teterías es a Granada mas o menos y salvando las diferencias. ¡Que los tés de Granada son inmejorables!
Tras una copiosa comida en el primer sitio que pillamos abierto y siendo conscientes de que la Ciudad Prohibida estaría a puntito de cerrar, nos fuimos a dar un paseo por un jardín justo detrás... Se ve que lo de los jardines aquí es en plan a lo bestia: 5 templos, un estanque, una colina y hectáreas para que los chinos jueguen a las damas, hagan tai chi o practiquen un simpático juego de 'toque' con una pelotita al estilo de las del badmington... Para el deporte, los reflejos y la elasticidad no hay edad, desde luego ya nos gustaría a nosotros dentro de 40 años andar por ahí subiendo montes, jugando al fútbol o haciendo catas... mu fuette payos.
Empezaba a pelar, el sol se ponía y allí tocristo parecía estar muy ocupado: chinos jugando a las apuestas a la vera de los dragones de bronce gigantes, viejos y viejas haciendo flexiones que parecía que iban a doblar a Stallone en la próxima entrega de Rocky (estos le dan mil vueltas a Rocky y sin despeinarse colega!), cuarentones en traje de chaqueta dando clases de Tai chi... Vamos que en lugar del viernes noche aquello parecían las olimpiadas del 'otoño'... lo digo por la edad del personal
Oye que nadie se enoje porque insista en lo de lo de la tercera edad china, es que raya mucho ver a tanta gente mayor ser aun tan vital y disfrutar con el deporte y tal cuando siempre hemos visto a nuestros mayores más mayores de banco en banco o de tasca en tasca... Es realmente admirable.
Volvamos a nosotros, los jóvenes europerros, con la lengua fuera, los pies reventaos y unas ganas de sentarnos al calorcito que no veas. Así fuimos volviendo a nuestra calle sin nombre y al Know Bar (Sabes Bar... que no tiene nada de pijo). Donde nos esperaba el pájaro que sabía saludar en chino y dejaba a todo viandante de piedra pomez con su ñiiiiiiijao. Es pa verlo, no pa que te lo cuenten.
Tras un par de tés calentitos subimos al hotel a dejar los trastos (no os hagáis ilusiones, encargos de Filipinas y cosas para nosotros..no nos cabrían en las maletas.. jeje) y a buscar un sitio donde cenar. Dios en que momento se nos ocurrió no preguntar si picaba los que habíamos pedido!!!!! los eructos de esta mañana te dejaban como Andy Warhol!!!! En fin, mejor irse acostumbrando porque hablan tanto inglés como nosotros chino, de modo que...
Poco más, tras apagar los ardore (estomacales), nos fuimos a dormir y lo de hoy os lo cuento otro día...
desde Pekín, la reportera más dicharachera de los hutongs. ( y el consorte que duerme la siesta de los pecadores justos)
El trayecto hacia nuestro hotelillo fue silencioso, muy silencioso, pero no por ello falto de interés: contrariamente a los conductores de otros países, los chinos, ya sea en moto, taxi, bici o carrito, son sileciosamente temerarios. ¡Quién lo iba a decir!
Llegada al hotel de nombre irrepetible en la calle de nombre indescifrable, porque para que nos vamos a engañar, es que no por el forro nos acordamos de los nombres de los sitios aquí como no vengan en inglés.
Como Kirstin nos había dicho, el hotel estaba casi vacío y no hubo ningún poglema a la hora de pillar habitación. Todo ello a pesar de estar en el puto centro de los HUTONG. Los barrios antiguos llenos de tiendecitas molonas y restaurantes y cafés para jugar al UNO, leer, mirar tu correo o simplemente hacer el guiri mientra degustas un té o una birra (por no hablar de una innumerable carta de vinos y licores que ya los querríamos en Manila..) Lo que la calle de las teterías es a Granada mas o menos y salvando las diferencias. ¡Que los tés de Granada son inmejorables!
Tras una copiosa comida en el primer sitio que pillamos abierto y siendo conscientes de que la Ciudad Prohibida estaría a puntito de cerrar, nos fuimos a dar un paseo por un jardín justo detrás... Se ve que lo de los jardines aquí es en plan a lo bestia: 5 templos, un estanque, una colina y hectáreas para que los chinos jueguen a las damas, hagan tai chi o practiquen un simpático juego de 'toque' con una pelotita al estilo de las del badmington... Para el deporte, los reflejos y la elasticidad no hay edad, desde luego ya nos gustaría a nosotros dentro de 40 años andar por ahí subiendo montes, jugando al fútbol o haciendo catas... mu fuette payos.
Empezaba a pelar, el sol se ponía y allí tocristo parecía estar muy ocupado: chinos jugando a las apuestas a la vera de los dragones de bronce gigantes, viejos y viejas haciendo flexiones que parecía que iban a doblar a Stallone en la próxima entrega de Rocky (estos le dan mil vueltas a Rocky y sin despeinarse colega!), cuarentones en traje de chaqueta dando clases de Tai chi... Vamos que en lugar del viernes noche aquello parecían las olimpiadas del 'otoño'... lo digo por la edad del personal
Oye que nadie se enoje porque insista en lo de lo de la tercera edad china, es que raya mucho ver a tanta gente mayor ser aun tan vital y disfrutar con el deporte y tal cuando siempre hemos visto a nuestros mayores más mayores de banco en banco o de tasca en tasca... Es realmente admirable.
Volvamos a nosotros, los jóvenes europerros, con la lengua fuera, los pies reventaos y unas ganas de sentarnos al calorcito que no veas. Así fuimos volviendo a nuestra calle sin nombre y al Know Bar (Sabes Bar... que no tiene nada de pijo). Donde nos esperaba el pájaro que sabía saludar en chino y dejaba a todo viandante de piedra pomez con su ñiiiiiiijao. Es pa verlo, no pa que te lo cuenten.
Tras un par de tés calentitos subimos al hotel a dejar los trastos (no os hagáis ilusiones, encargos de Filipinas y cosas para nosotros..no nos cabrían en las maletas.. jeje) y a buscar un sitio donde cenar. Dios en que momento se nos ocurrió no preguntar si picaba los que habíamos pedido!!!!! los eructos de esta mañana te dejaban como Andy Warhol!!!! En fin, mejor irse acostumbrando porque hablan tanto inglés como nosotros chino, de modo que...
Poco más, tras apagar los ardore (estomacales), nos fuimos a dormir y lo de hoy os lo cuento otro día...
desde Pekín, la reportera más dicharachera de los hutongs. ( y el consorte que duerme la siesta de los pecadores justos)
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