Un pinchazo y arreglamos el mundo
Ayer me dirigía yo a la ONG, o eso pensaba, cuando al sacar la moto descubrí que tenia la rueda de delante pinchada. Era el primer “problema” que teníamos con la moto y decidí que si la llevaba al taller lo harían raudos y veloces y podría seguir mi camino hacia la ONG.
Llegue sobre las dos y media y a las cinco me iba del taller. Eso si, arreglamos el mundo, encontré posibles compradores para la moto y fueron los segundos en tener la exclusiva de nuestro próximo destino.
Pues si señores y señoras, tenemos destino. HABEMUS DESTINUM. Al final y tras muchas penas y glorias decidimos que nuestros próximos meses transcurrirán en Pekín. La oferta de Tokio no era muy seria y como no tiene pinta de que vayan a mejorarla de aquí a un par de semanas preferimos optar por la seguridad de Pekín, en el fondo no somos tan aventureros. Puede que dentro de dos o tres semanas los japoneses se motiven y hagan una oferta seria, pero a día de hoy, NOS VAMOS A PEKIN.
Y mientras que les contaba eso a los del taller fuimos tranquilamente pasando por todos los temas típicos de una conversación Filipina. País de procedencia, religión, estado marital, tiempo en filipinas, mi tagalo… Y volvimos a hablar de política, de la corrupción y como del tema principal, religión. Después de todo ello decidieron que no me cobraban, ni un peso, yo pague la reparación del pinchazo porque ellos no podían hacerla y me llevaron a una tienda donde podían con solo la rueda, y listo, dos horas y media después estaba de nuevo en casa.
¡Cómo para ir con prisas!
Llegue sobre las dos y media y a las cinco me iba del taller. Eso si, arreglamos el mundo, encontré posibles compradores para la moto y fueron los segundos en tener la exclusiva de nuestro próximo destino.
Pues si señores y señoras, tenemos destino. HABEMUS DESTINUM. Al final y tras muchas penas y glorias decidimos que nuestros próximos meses transcurrirán en Pekín. La oferta de Tokio no era muy seria y como no tiene pinta de que vayan a mejorarla de aquí a un par de semanas preferimos optar por la seguridad de Pekín, en el fondo no somos tan aventureros. Puede que dentro de dos o tres semanas los japoneses se motiven y hagan una oferta seria, pero a día de hoy, NOS VAMOS A PEKIN.
Y mientras que les contaba eso a los del taller fuimos tranquilamente pasando por todos los temas típicos de una conversación Filipina. País de procedencia, religión, estado marital, tiempo en filipinas, mi tagalo… Y volvimos a hablar de política, de la corrupción y como del tema principal, religión. Después de todo ello decidieron que no me cobraban, ni un peso, yo pague la reparación del pinchazo porque ellos no podían hacerla y me llevaron a una tienda donde podían con solo la rueda, y listo, dos horas y media después estaba de nuevo en casa.
¡Cómo para ir con prisas!
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